Una tarde de carnaval muy dulce y divertida.

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Acostumbramos  a reunirnos una tarde para cocinar, algún plato que tiene dificultad, una receta tradicional de temporada o simplemente por el placer de reunirnos y hacer lo que mas nos gusta. Una tarde para la charla y la diversión.

Y mas que divertida  fue  la tarde que dedicamos a los dulces de carnaval. Ya veréis.

Primero fue buscar recetas de Cádiz, los pueblos y – como no había muchas – de Andalucía como las rosas hechas con moldes antiguos de hierro heredados de nuestras abuelas.

SIETE HORAS DE TRABAJO

De Cádiz capital solo conocíamos las tortas de carnaval con una masa de manteca –  este ingrediente estará prohibido durante la cuaresma-  almendras, ralladura de limón y ajonjolí. Nosotras aportamos unos antifaces de hojaldre rellenos de cabello de ángel que fueron muy laboriosos y que después explicaremos. No son tradicionales, pero quedaron preciosos. Fue un capricho.

De San Fernando hemos  elaborado los corruscos, una masa con frutos secos, cacahuetes los originales, similares a las lenguas de gato y que por desgracia ya están casi perdidos.

Como en el carnaval lo que se lleva es la comida callejera hemos querido rendirle un homenaje a los puestos de garrapiñadas que animan nuestras calles y las perfuman con su aroma a azúcar tostada y vainilla.

Y como remate, para celebrar el día de  Andalucía que este año señala el pistoletazo de salida de nuestro carnaval, unas rosas de masa de huevo de Huelva.

UN DESCANSO PARA CENAR

Todo esto nos llevó la tarde- noche, casi siete horas de trabajo aunque hicimos un descanso para cenar una tortilla de patatas y espárragos de Puerto Serrano, pan de espelta que había hecho Pepi con buen jamoncito y un queso de Cabrales que nos había traído un amigo.

HACIENDO EL PAYASO

Y claro, había que fotografiar todas las recetas para ponerlas en nuestro blog. ¿Cómo lo hacemos? No pega una foto seria, ¡estamos en Carnaval! Entre risas Encarna sacó su baúl de los disfraces y mas pronto que tarde cada una nos colocamos una peluca, unas gafas, una nariz de payaso. No podíamos dejar de reírnos, nos mirábamos y nos partíamos. Nos costó un montón posar un poco serias para la fotos. Al final lo conseguimos aunque con una expresión un poco forzada para contener las risas.

Bueno, que os voy a contar. Una tarde única.

IMÁGENES

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