15 Mar Lebrija en todos los sentidos.
Cada vez nos atrae más el turismo de pequeñas localidades, pequeñas en tamaño, pero enormes en su potencial: un mundo por descubrir lleno de historia, arte, sabores, olores, tradiciones…..con el encanto de lo autentico y el ritmo lento de la vida sin prisas de los pueblos.
Lebrija, a caballo entre Cádiz y Sevilla, mitad campiña mitad marisma, es una de esas localidades que tiene mucho que ofrecer a sus visitantes. El potencial turístico no es nada sin potencial humano, no hay nada que enseñar si no hay quien nos lo enseñe y por encima de todo si no se llega a entender que lo que es bueno para uno es bueno para tod@s, por encima de individualismos.
Gracias al Ayuntamiento de Lebrija – tan comprometido con el patrimonio histórico y arqueológico- a Prodetur Turismo de Sevilla (Diputación Provincial) y sobre todo a las personas que han sabido llevar a la práctica esta estupenda idea: Manuel León Bejar arqueólogo-gastrónomo, Agustina Quirós encargada del servicio de investigación del patrimonio histórico y arqueológico, a José María Calderón un concejal de cultura muy entendido en arte a Eva Cepero y Aldara Arias organizadoras de eventos que se han desvivido por que nos encontráramos a gusto.
Y gracias también a sus artesanos, restauradores y empresarios: a Domi Vélez panadero artesano-científico, a las empresa Basilippo que regó con sus aceites los mejores momentos de la jornada, a Sebastián López guardián de la antigua alfarería lebrijana, a Rubén Caballero cocinero de la Venta Luis Rey que no ha dejado en el olvido la receta del ajo, a las bodegas que han sabido luchar por la calidad de sus vinos sin perder su idiosincrasia, a los quesos artesanos de La Marismeña….
UN VIAJE EN EL TIEMPO
Es verdad que somos lo que comemos, pero no solo en sentido biológico. También somos lo que comemos como resultado de nuestro pasado. Los platos, las recetas, las dietas y las costumbres alimenticias que tomamos adquieren con la Historia sentido.
Manuel León Bejar y Agustina Quirós, dos arqueólogos colaboradores de estas jornadas fueron los encargados de demostrarlo organizando desayunos con historia: pan cuadratus, defrutum, aceites, frutos secos, pasta de aceitunas con hierbas, garum para el ientaculum romano; hallulla – el abuelo del mollete- cítricos, aceites y salazones en el desayuno islámico en el castillo almohade de Lebrija.
Domi Vélez elaboró estos panes únicos en los que la historia y la tradición se mezcla con un conocimiento profundo del arte de la panadería.
ACEITE, PAN Y VINO
Lebrija, la Ciudad de Baco, produce excelentes vinos. Su situación privilegiada a orillas del Guadalquivir a escasos kilómetros del mar la hacen idónea para la producción y elaboración de vinos de crianza similares a los del Marco de Jerez.
La Bodega González Palacios construidas sobre un altozano que domina la marisma aprovecha el microclima húmedo y salino para la elaboración de vinos al amparo de la D.O.P. Lebrija criados bajo un velo de “flor de Lebrija.
Con Overo un tinto de crianza que ha obtenido varios premios probamos el tradicional “ajo lebrijano” elaborado por Rubén Caballero de la Venta Luis Rey que aunque lleva ingredientes similares a otros cercanos – Jerez y Trebujena- tiene características propias.
Bodegas Halcón, en el centro histórico de Lebrija es una bodega urbana adosada a la casa palacio del Marqués de San Gil que retomó la tradición bodeguera en 1911. A su valor arqueológico, histórico se une el enológico con la producción de vinos generosos con el sistema tradicional de criaderas y soleras acogidos a la DO del marco de Jerez.
Aquí hicimos una original cata con vinos fino, oloroso y amontillado de la bodega con panes creados por Domi Vélez.
Esta bonita bodega sirvió de marco a la cata de los premiados aceites de la empresa Basilippo destacando el excelente Basilippo Calidad Gourmet “Primeros Días de Cosecha” la marca insignia de la empresa un incomparable AOVE de máxima calidad, de cosecha ultra temprana y producción limitada a los primeros días de recolección.
El pan ha sido uno de los protagonistas de estas jornadas, y mas concretamente el del horno de Vélez ligado al mundo del pan desde hace cuatro generaciones. Domi Vélez ha convertido el pan artesano de Lebrija en una referencia nacional por sus conocimientos y por su honestidad. Su obrador es un laboratorio en el que, con ayuda de la ciencia y muchos años de estudio, ha conseguido seleccionar los cereales mas saludables y fijar los tiempos de fermentación necesarios para cada tipo de pan: baguette, telelera lebrijana…. Sus panes, fruto de la investigación y muchas horas de trabajo en su obrador y en colaboración con historiadores y arqueólogos son saludables, libres de aditivos y sustancias transgénicas pero también nos trasladan al mundo de los sabores del pasado – romano e islámico- con antiguas recetas rescatadas de la antigua Roma como el pan cuadratus o andalusí como la allulla.
Pan, vino, aceite y también queso – los cuatro puntales de la dieta mediterránea- se dieron cita en el marco de las bodegas. La Marismeña es una quesería artesanal familiar lebrijana en la que José María Puerto y sus padres producen quesos artesanales frescos y curados. Están especializados en queso de cabra y ya tiene su propio rebaño de raza florida sevillana a los pies de la histórica loma de Overo, cerca de donde se ubicaba el puerto de la antigua ciudad romana de Nabrissa Veneria. Su queso fresco artesanal es el único que se produce en la zona sur sevillana de la comarca del bajo Guadalquivir.
UNA VARIADA OFERTA GASTRONÓMICA
Como todas las ciudades pequeñas, Lebrija tiene restaurantes, bares, bodegas y terrazas en las que es posible tomar algunos de sus platos más típicos.
Rubén Caballero el cocinero de la Venta Luis, elaboró para nosotros dos de los platos más tradicionales de la localidad: el típico ajo lebrijano, una receta antigua hecha con pan de telera lebrijana, tomate, ajo, pimiento verde y huevo; y la Puchera un potaje de habichuelas con chorizo, morcilla, cardillo, tocino, manitas y orejas de cerdo que sirvió con trozos de rabanitos.
La repostería artesana del convento de las Franciscanas Concepcionistas del Monasterio de la Purísima Concepción puso el momento más dulce. Las 17 monjas que residen en el convento (su presencia en Lebrija data del s XVI) viven de la elaboración de diferentes especialidades en las que predomina la almendra como los cordiales y las coronillas. También elaboran “El Cordero” que realizan por encargo, un dulce que prácticamente se ha perdido en los conventos actuales. Se trata de una escultura dulce a base de almendras y azúcar, con cabello de ángel, calabaza confitada y mazapán horneado.
En la calle Marines se encuentra El Chocazo, una antigua bodega del siglo XVIII que es hoy lugar de reunión de muchos lebrijanos. Allí disfrutamos un vinito ya que no sirven comidas, aunque la puedes traer de casa.
Para la cena, la organización había elegido la terraza de Casa Anselmo, un local céntrico con una amplia terraza donde tomamos cervezas y montaditos variados.
ALFARERÍA ARTESANAL
A pesar de la crisis de la artesanía del barro, Juan Sebastián López continúa en su taller haciendo la tradicional cantara de Lebrija, una de las piezas de agua más significativas de la alfarería andaluza herencia de modelos andalusíes. Nos dejó asombrada su pericia trabajando el barro y de sus manos salieron en un momento huchas, macetas, cantaros…. casi sin esfuerzo. Es una pena que de las 14 alfarerías solo quede la de Juan Sebastián y probablemente con el termine la tradición ya que no tiene continuadores.
HISTORIA Y ARTE
Lebrija con cinco mil años de historia ha sido escenario interrumpido de asentamientos humanos siendo uno de los lugares más interesantes de la Baja Andalucía, desde el punto de vista arqueológico y etnográfico.
La zona más antigua parece ser el Cerro del Castillo, donde actualmente quedan restos de la fortaleza almohade. Es un tell, o colina artificial producto de los restos de varias etapas de poblamiento que se remontan a época neolítica.
Los fenicios y la época tartésica marcan una de las etapas de mayor esplendor de la zona que continua en el periodo de la Nabrissa romana basado en la explotación de la campiña y en el comercio con la existencia de puertos interiores abrigados y vías comerciales seguras. El equipo de conservación del patrimonio del Ayuntamiento tiene como uno de sus principales proyecto crear un espacio multifuncional dedicado a Tartessos y ya ha excavado restos romanos como el de la villa y arranque de alcantarillado que se expone en la Casa de la Cultura donde se hizo el acto inaugural de las jornadas.
La desecación del lago Ligustino que queda convertido en zona de marismas, impide la navegación a partir del siglo VI por lo que la economía de la localidad en el periodo andalusí bascula hacia la agricultura cobrando también una gran importancia defensiva en la vigilancia del estuario del Guadalquivir. De esta época data el Castillo almohade del Cerro del Castillo del que por desgracia se conservan pocos restos.
La riqueza que produce el comercio del aceite con Las Indias a través del puerto de Cádiz se refleja en la construcción de iglesias y conventos que albergan en su interior importantes obras de arte y orfebrería.
Uno de los monumentos más importantes de Lebrija es la iglesia de Nuestra Señora de la Oliva. Aunque se empieza a construir en la segunda mitad del XIII sufre numerosas modificaciones entre los siglos XV y XVIII por lo que en ella se conjugan varios estilos. Desde el punto de vista arquitectónico destacan los restos mudéjares y sobre todo la “Giraldilla” torre trazada por Pedro de Silva y realizada por Manuel Herrera que sigue el modelo de la homónima de Sevilla. En el interior conviven las obras de cantería renacentista con el retablo barroco de Alonso Cano una de las obras maestras que guarda la ciudad.
La Parroquia de la Oliva conserva una curiosa tradición. En el Patio de los Naranjos de la iglesia, la Cofradía del Santo Sepulcro de Lebrija mantiene la noche del Viernes Santo el antiguo rito de velar al Cristo de las Cinco Llagas.
Cercano a la iglesia de la Oliva está el Convento de las franciscanas concepcionistas fundado en el siglo XVI. De este siglo se conserva la fachada principal y un curioso arbotante que descansa la presión de la bóveda en edificios cercanos que sirven de contrafuertes creando un espacio urbano íntimo y de gran encanto.
En Lebrija nace Antonio Martínez de Cala y Jarana, mas conocido como Elio Antonio de Nebrija, humanista, profesor de universidad, cronista de los RRCC y uno de los principales representantes del Renacimiento español. En 1492 publica la primera gramática la lengua castellana que consigue elevar nuestra lengua a la categoría del latín hasta entonces considerado la única lengua culta frente al castellano romance considerado una lengua vulgar.
En 2022 se cumplen 500 años de su muerte y para conmemorarlo se están organizando numerosos actos dentro del proyecto “2020, Cultural Nebrija” que pretende dar a conocer la importancia de su obra y la personalidad de este ilustre lebrijano.
Nuestro agradecimiento a la organización por el enorme esfuerzo realizado para en solo dos jornadas mostrarnos lo mejor de su casa y dejarnos con ganas de volver para disfrutarlo despacio.
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