El «brunch» campero de la Venta El Pollo.

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Lo que pasa en la Venta El Pollo no lo vas a ver en ninguna parte. Está a pié de carretera, en El Portal en una casa de campo sin reformas por lo que aún conserva el patio y en torno a el las diferentes salas que tiene  el local. Arriates con  romero, cintas y – hubo un tiempo- en el que un cerdo, la mascota de la casa, se paseaba entre los clientes recogiendo los mendrugos  esparcidos por el suelo.

LUCES, COLORES Y GALLOS

El salón principal sería la envidia de los pintores impresionistas. Láminas, carteles, dibujos dejados por los clientes, restos de los adornos  navideños de todos los colores, fotos que casi no dejan ver las paredes, luces led , cortinas y manteles de hule con  pollitos, gallos y gallinas….

DESAYUNOS PARA VALIENTES

A la venta El Pollo hay que ir con hambre exagerada, sin miedo al que dirán por ponernos hasta arriba y sin pensar en las analíticas. Total “solo vamos de vez en cuando” decimos para justificarnos.

El local está lleno, la música fuerte y una camarera se pasea por las mesas llevando un desayuno que ya quisiera para si el ogro  de Pulgarcito. Mientras nos buscaban una mesa salimos al patio y ¡OH sorpresa! una hoguera para calentarnos a las 9 de la mañana de ese día 12 de diciembre. De aquí no nos movemos hasta que estén las tostadas en la mesa.

Y llegó la hora. Nos sentamos en una larga mesa que nos habían preparado ya que se trataba de una concentración de blogueros gastronómicos organizada por  las Bodegas Páez Morilla que tuvo la maravillosa idea de elegirla como lugar de quedada.

TODO EN FORMATO XXL

En el Pollo todo es exagerado, su decoración y sus desayunos. Café en vasos de cubata  que te traen con cinco o seis azucarilos  o  «je… je» sacarina; tostadas de pan de pueblo de medio metro; manteca en formato Kl., manteca blanca, colorá, zurrapa de lomo, paté, jamón, tomate, aceite de la Sierra de Cádiz ….y para los valientes una berza con su pringá que Nena  borda como todos los guisos que hace.

LA MARAVILLOSA NENA

Después de atendernos estupendmente, nos dejaron entrar en la cocina donde Nena estaba ese día haciendo un menudo que olía a gloria. Y es que a la Venta no solo se puede ir a desayunar. Puedes comer o llevar tu fiambrera y llevarte el guiso a casa. Ya te digo un lugar con encanto “exagerado”.

IMÁGENES

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