El pollo es uno de los animales que mas tempranamente se domesticaron pasando a ser un alimento habitual de las primeras sociedades neolíticas agrícolas y ganaderas. La zona originaria del gallo domestico está muy bien documentada por arqueólogos y paleo zoólogos en el área comprendida entre el Sudeste asiático, la India oriental y las estribaciones de la cordillera del Himalaya donde aun se puede encontrar en estado salvaje. Salvo algunas especies raras como el urogallo o la gallina de Guinea todas las especies actuales preceden de este primer antepasado oriental.

Los primeros restos hallados en las excavaciones datan del hace 6.000 año en  China, posteriormente en la India hacia el 4000. Fue conocido por los sumerios que lo introducen en Egipto (Tutmosis III ,1500 a. C) donde ya hay constancia de granjas avícolas. La domesticación de aves en el continente europeo sería más tardía, concretamente hacia el año 700 A.c. Ha quedado demostrado que los celtas del norte disponían ya de pollos antes de que Cesar invadiera Bretaña en el siglo I A.c., pero sería el Imperio Romano, a través de las rutas comerciales entre sus colonias, quien realmente propagaría la cría de gallos, gallinas y pollos por toda Europa durante los primeros siglos después de Cristo.

Como dato curioso el gallo ha tenido un valor mágico religioso en muchas civilizaciones. Era uno de los animales habituales en los sacrificios a los dioses y con sus entrañas se hacían prácticas adivinatorias.

La religión cristiana lo considera símbolo de la resurrección por su relación con el amanece y protector frente a las fuerzas demoníaca por lo que es frecuente verlo en las veletas de las iglesias y las casas.

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