Ayer volvimos a vivir una bonita jornada en compañía de nuestros amig@s

Empezamos con una visita a los esteros  de Lubimar, zonas de marismas inundadas donde se cría el pescado, alimentándose en gran parte de comida natural generada por la propia marisma. Lubinas y doradas son mimadas desde su nacimiento  constituyendo el pescado de estero más natural   que podemos encontrar en el mercado.

El pescado de estero de Lubimar, es el escalón más alto de la calidad del pescado criado en tierra no en mar abierto, el 4J del mar. Para conseguirlo hay que mimar a los alevines desde que nacen y también el medio ambiente en el que crecen. Sin estos dos requisitos el pescado estará bueno, sin duda, pero no será de máxima calidad como las doradas y lubinas que se crían en las balsas de esta empresa situadas en los esteros del parque natural de Barbate y marismas del Guadalquivir.

La empresa andaluza Lubimar, ha hecho del compromiso medioambiental uno de sus principales valores lo que permite que tanto la fauna como la flora proliferen, poniendo en valor y conservando espacios de gran interés ambiental que se encontraban totalmente degradados.

Fuimos espléndidamente atendidos por el personal de la empresa a los que damos las gracias, sobre todos a su  responsable comercial  Gontrán de Ceballos Herrero por su amabilidad y conocimientos.

UNA EMPRESA ANDALUZA

Hace 14 años, un empresario arrocero sevillano  – D. Antonio Hernández Barreda   – solicita a la Junta de Andalucía la explotación de los esteros del Parque natural de las marismas de Barbate y Parque de la Breña comprometiéndose a poner en valor y conservar espacios de gran interés ambiental que se encontraban totalmente degradados. Así nace Lubimar en un lugar privilegiado por la naturaleza, junto al estuario del río Barbate allí donde las aguas del Mediterráneo y el Atlántico se unen creando por la diferencia de densidad y choque de corrientes una zona muy rica para la alimentación de los peces.

Desde entonces la empresa que cuenta en la actualidad con 168 trabajadores, hoy dirigida por su hijo Javier Hernández Alonso, no ha cesado de invertir para mejorar las instalaciones siempre con un doble objetivo: conseguir el mejor pescado y proteger el medio ambiente, dos objetivos que van indisolublemente unidos.

TECNOLOGÍA AL SERVICIO DEL MEDIO AMBIENTE

La extensión que ocupa Lubimar, 1.000Ha, se divide en dos grandes zonas: las balsas de cría que reciben directamente el agua del río Barbate inundado en las seis horas de mareas altas  y las zonas extensivas , un 75% del total , que aportan el agua durante las horas de bajamar.

Las aguas que recibe el río son elevadas al nivel de  las balsas por estaciones de bombeo a razón de 12.000 l por segundo, ya que es  muy importante que el nivel del agua sea siempre el mismo para que los peces vivan sin estrés. Las que reciben los canales de las zonas extensivas se filtran por decantación para devolver al río a los peces que hayan entrado pero con ellas, por la proliferación de algas, entran también muchos camarones que servirán de alimentación natural a lubinas y doradas. Estas zonas, antes secas, se han recuperado convirtiéndose  en el hábitat de  numerosas colonias de aves como diferentes especies de garzas, patos,  cormoranes, flamencos y algunas parejas de  águilas pescadoras.

Los cormoranes son uno de los principales problemas del estero ya que son capaces de terminan con una gran parte de la población de peces. Para ello Lubimar protege cada balsa con redes horizontales y laterales que impiden que lleguen al agua. Para no alterar el ecosistema los cormoranes son empujados mediante bocinas  de barco a las zonas extensivas donde forman grandes colonias.

LA CRIANZA

Las crías, de uno o dos gramos, se compran en Cantabria y durante 4 o 5 meses viven en 16 pozos de agua salada y temperatura constante que la empresa tiene en Sanctipetri. Pasado este tiempo se hacen lotes por tamaño que son transportados en camiones-acuarios a las balsas separando las doradas de las lubinas. Actualmente hay 6.000.000 de peces nadando en las piscinas y de cada uno se conoce la fecha de nacimiento, padre, madre, hermanos y su alimentación.

Doradas y lubinas comparten espacio con otras especias que se producen de forma natural en los esteros. Hay también lenguados, que comercializa la firma, lisas o camarones, algunas zonas destinadas a la producción de langostino y están experimentando  de cara a comercializarlas en el futuro, con corvinas, urtas y pargos.

Durante 3 años o 3 años y medio los peces viven alimentados en parte  con piensos elaborados con harinas de pescado y vegetales traídos expresamente de Burgos , el resto – 35%-  es la alimentación natural que se  cría en el estero sobre todo camarones. La filosofía de la empresa es criar los peces hasta que alcancen el kl de peso, momento en el que son sacados al mercado.

Los peces comen a demanda de  grandes depósitos cerrados cuyas compuertas se abren por los empujones que dan con sus cabezas, excepto cuando el veterinario considera que el engorde es excesivo por aumento de la grasa que se programan para reducir la cantidad.

La concentración de peces  es muy pequeña, 3 peces de un Kl por cada metro cúbico de agua, frente a los 30-40 de la cría en jaulas. En total en cada balsa de 200m de largo por  30 de ancho y 3 de profundidad, viven entre 15.000 y 20.000 peces frente a lo 300.000 de la intensiva.

Esta baja concentración evita la proliferación de enfermedades por contagio y la consiguiente adición  de antibióticos. Un veterinario especializado vigila diariamente las balsas para detectar cualquier problema, realizándose catas cada 24 horas para ver el estado de los peces y el nivel de oxigenación del agua y   si es necesario,  se hace un aporte extra de oxigeno mediante las maquinas dispuestas en cada balsa para este fin.

La empresa ha convertido en su aliado uno de los problemas mas graves de nuestras costas: el fuerte viento de levante que utiliza para estabilizar el peso de los individuos. . La velocidad media del este viento – entre 60-70km/h – provoca en las aguas de las balsas un fuerte oleaje que obliga a los peces a nadar perdiendo la grasa que les sobra y dando a su carne una mayor calidad.

COMERCIALIZACIÓN Y DISTRIBUCIÓN

Si al aire libre el valor fundamental es el respeto por el medio ambiente intentando modificarlo lo menos posible,  las naves de peso y envasado se han equipado con la última tecnología.

Los peces llegan en grandes cubetas con hielo donde mueren por hipotermia, son seleccionados a mano para desechar los que tengan algún defecto genético y pasan a una cinta informatizada en la que se clasifican por peso, se disponen en cajas isotérmicas de seis kilos y se embalan para ser transportados a los clientes. Lo habitual es que se venden ejemplares entre 1 kilo y 1,5 kilos de peso, aunque también se sirven algunos menores.

La empresa  extrae diariamente solo lo que cada cliente necesita,  en función de cada pedido, por lo que los peces no se almacenan en cámaras sino que se venden acabados de pescar (diariamente en torno a los 15.000- 20.000Kl). La mayor parte de la venta – 70%- se realiza fuera de España a Europa, Estados Unidos y Dubai a distribuidores de hostelería. El consumidor solo puede comprarlo directamente en El Corte Ingles.

Aunque la firma ha logrado ya varios sellos de calidad e incluso ha logrado premios nacionales e internacionales por su trabajo innovador y  por la calidad de sus productos, llegar a los restaurantes españoles no ha sido fácil. Dos han sido los obstáculos que la empresa ha tenido que superar: el precio de su producto, más alto que otros pescados provenientes de piscifactoría y  la reticencia de los hosteleros a este tipo de productos ya que consideran que el pescado de piscifactoría no es óptimo para sus clientes. No obstante, la alta calidad del producto se ha impuesto y ya son muchos los restaurantes de la provincia y españoles, sobre todo los enfocados a la alta gastronomía, los que demanda el producto. De hecho hay clientes que lo ofrecen ya directamente como pescado “de los esteros de Barbate” denominación que ya es símbolo de calidad.

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