Ortiguillas fritas.

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Aunque parece un alga, la anémona u ortiguilla como la llamamos en Cádiz, es un animal perteneciente a la familia de las actinias y se la clasifica como marisco.

Su consumo se populariza en la época de carestía de la Guerra Civil en el que eran poco apreciadas, en la actualidad se han convertido en un producto de lujo muy demandado.

Se recogen por submarinistas a unos 10 o 20 m de profundidad donde viven pegadas a las rocas alimentándose de plancton y pequeños crustáceos que atrapa con sus tentáculos y que le dan su intenso sabor a mar. Su  captura está muy controlada por la Junta de Andalucía que reguló su marisqueo en 2003. Las licencias para cogerlas en Andalucía son pocas y cada mariscador puede coger al día un máximo de 24 kilos de ortiguillas. Se puede hacer durante todo el año excepto los meses de enero y febrero que se establece una veda para garantizar la población de este animal.

En su medio natural presentan un bonito color rosa que pierde rápidamente al oxidarse ya que se degradan rápidamente por lo que hay que conservarlas en agua de mar y prepararlas enseguida. La forma habitual de comerlas es frita, enharinadas y sumergidas en aceite muy caliente para que se forme una costra crujiente alrededor mientras el interior queda jugoso, con una consistencia gelatinosa  y exquisito sabor marino.

INGREDIENTES

  • 1  k. de ortiguillas  frescas.
  • 2 vasos de aceite de oliva.
  • Sal
  • ¼ Harina de pescado.

PASOS A SEGUIR

  1. Se lavan con agua las ortiguillas por si tienen algo de arena.
  2.  Se sazonan y a continuación se pasan por harina, y se fríen en aceite de oliva bien caliente.
  3. Al retirar del aceite se colocan en un plato en el que previamente se ha colocado una servilleta de papel para que absorba el exceso de aceite y listo para servir bien calentitas.
  4. Igual se puede hacer con ostiones.

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